- Textos personales: cartas, diarios, memorias familiares...

- Textos literarios: biografías, novelas, cuentos, relatos...

- Textos didácticos: libros de texto, manuales, guías...

- Textos académicos: ensayos, trabajos de fin de grado...

- Textos periodísticos: artículos, críticas, entrevistas...

- Textos administrativos: quejas, solicitudes, contratos...

- Textos publicitarios: anuncios, boletines, catálogos...

- Textos digitales: páginas web, blogs, redes sociales...

- Otro tipo de texto al que quieras sacarle brillo.

* Consultas lingüísticas puntuales.

La corrección es un trabajo de control de calidad de los productos editoriales. Los correctores colaboran con los autores para mejorar sus textos y así procurarle al lector un producto editorial óptimo. Existen diferentes tipos de corrección que se suceden a lo largo del proceso de elaboración de un texto. A continuación se describen algunas de estas correcciones:

Servicio de corrección de textos

¿Por qué encargar la corrección de un texto?

La corrección de estilo consiste en la revisión del texto atendiendo a la expresión, la coherencia y la estructuración desde el punto de vista lingüístico, gramatical, léxico y semántico para adecuarlo al propósito comunicativo del autor y al lector al que va destinado. Permite que la comunicación del mensaje sea clara, ordenada y eficaz. Por supuesto, sin modificar el estilo personal del autor. Algunas de las funciones del corrector de estilo son las siguientes:

- Subsanar los errores y las inconsistencias gramaticales para que cada término cumpla de forma apropiada su función gramatical en las frases.

- Reformular las oraciones erróneas o confusas y utilizar recursos sintácticos (oraciones subordinadas, conectores del discurso, etc.) que garanticen la coherencia del texto.

- Puntuar el texto de tal manera que, además de ajustarse a las normas lingüísticas, comunique con rigor lo que el autor pretendía al escribirlo; con el estilo deseado.

- Enmendar los errores y las imprecisiones léxicas de modo que todos los términos sean precisos y que el vocabulario se adecue al contexto y, sobre todo, al lector.

- Evitar los vicios del lenguaje (muletillas, redundancias, ambigüedades, vulgarismos, dequeísmos, extranjerismos, etc.) y detenerse a enriquecer el discurso.

- Procurar que el texto suene genuino en su lengua y sea totalmente comprensible en la zona geográfica a la que va destinado; sin modificar la esencia del autor.

La corrección ortotipográfica es una intervención necesaria e ineludible en el proceso de elaboración de un texto. Además de subsanar los errores ortográficos y gramaticales que hayan podido quedar tras la corrección de estilo, permite eliminar las incorrecciones tipográficas y mantener la uniformidad de las normas que rigen la composición del escrito. Algunas de las funciones del corrector ortotipográfico son las siguientes:

- Limpiar las erratas relacionadas con los movimientos involuntarios del texto. Por ejemplo: la omisión, la trasposición y la repetición de caracteres, sílabas o palabras.

- Corregir los errores ortográficos de acentuación, uso de mayúsculas, expresión numérica, formación de abreviaturas y siglas, espaciado entre símbolos, puntuación, etc.

- Ajustar el texto a las normas y a los usos gramaticales vigentes (correlación de tiempos verbales, concordancia de género y número, régimen preposicional, pronombres, etc.).

- Eliminar los errores o las incoherencias en el uso de los recursos tipográficos (fuente, cuerpo, color, subrayado, negrita, cursiva, versalita, comillas, etc.).

- Supervisar la fidelidad de las referencias cruzadas, es decir, la concordancia de los índices, las bibliografías, las notas, etc., con el contenido y las referencias del texto.

- Decidir qué criterios son los más apropiados para resolver las cuestiones que no estén sujetas a la normativa vigente ni a la concepción marcada por la editorial o el autor.

La corrección de pruebas se trata de una corrección ortotipográfica sobre un texto ya maquetado, tal como se espera ver publicado. Consiste en corregir los errores ortotipográficos y gramaticales que se hayan mantenido tras las revisiones anteriores y comprobar que la introducción de correcciones no haya generado nuevas erratas o movimientos involuntarios del texto. Por otra parte, se encarga de procurar la unidad y la cohesión de los elementos de la maqueta. Respecto a la maquetación, algunas de las funciones del corrector de pruebas son las siguientes:

- Darle fluidez y equilibrio al texto mediante la unificación de los espacios (disposición de márgenes, justificaciones, sangrías, alineaciones, interlineado, interletraje, etc.).

- Revisar la distribución y la forma de los elementos gráficos (líneas de separación, ilustraciones, tablas, etc.), así como cerciorarse de que estos son legibles y tienen la calidad suficiente.

- Unificar el empleo de los recursos tipográficos (fuente, cuerpo, color, subrayado, negrita, cursiva, versalita, comillas, etc.) según las funciones o los contextos de aparición que tienen a lo largo del texto.

- Comprobar la exactitud y la uniformidad de la paginación, los encabezados y los pies de página. De igual manera, la numeración de los epígrafes, las figuras, las notas, etc.

- Verificar que la partición de palabras a final de línea se ajusta a las normas establecidas y que, además, no hay cortes en el texto que puedan resultar malsonantes.

- Detectar otras incorrecciones que dificulten o despisten la atención del lector. Por ejemplo: líneas huérfanas y viudas, calles y blancos, repetición de palabras en líneas consecutivas, etc.

En definitiva, los correctores ofrecen una visión objetiva que difícilmente puede tener el autor y dominan las tareas fundamentales para sacarle brillo a su texto. A efectos de cumplir con esta labor, deben ampliar sus recursos y renovar sus conocimientos continuamente, ya que la lengua es un sistema lingüístico inmenso y cambiante.

¡Encarga la corrección de un texto!

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* Consultas lingüísticas puntuales.

¿Por qué encargar la corrección de un texto?

La corrección es un trabajo de control de calidad de los productos editoriales. Los correctores colaboran con los autores para mejorar sus textos y así procurarle al lector un producto editorial óptimo. Existen diferentes tipos de corrección que se suceden a lo largo del proceso de elaboración de un texto. A continuación se describen algunas de estas correcciones:

La corrección de estilo consiste en la revisión del texto atendiendo a la expresión, la coherencia y la estructuración desde el punto de vista lingüístico, gramatical, léxico y semántico para adecuarlo al propósito comunicativo del autor y al lector al que va destinado. Permite que la comunicación del mensaje sea clara, ordenada y eficaz. Por supuesto, sin modificar el estilo personal del autor. Algunas de las funciones del corrector de estilo son las siguientes:

- Subsanar los errores y las inconsistencias gramaticales para que cada término cumpla de forma apropiada su función gramatical en las frases.

- Reformular las oraciones erróneas o confusas y utilizar recursos sintácticos (oraciones subordinadas, conectores del discurso, etc.) que garanticen la coherencia del texto.

- Puntuar el texto de tal manera que, además de ajustarse a las normas lingüísticas, comunique con rigor lo que el autor pretendía al escribirlo; con el estilo deseado.

- Enmendar los errores y las imprecisiones léxicas de modo que todos los términos sean precisos y que el vocabulario se adecue al contexto y, sobre todo, al lector.

- Evitar los vicios del lenguaje (muletillas, redundancias, ambigüedades, vulgarismos, dequeísmos, extranjerismos, etc.) y detenerse a enriquecer el discurso.

- Procurar que el texto suene genuino en su lengua y sea totalmente comprensible en la zona geográfica a la que va destinado; sin modificar la esencia del autor.

La corrección ortotipográfica es una intervención necesaria e ineludible en el proceso de elaboración de un texto. Además de subsanar los errores ortográficos y gramaticales que hayan podido quedar tras la corrección de estilo, permite eliminar las incorrecciones tipográficas y mantener la uniformidad de las normas que rigen la composición del escrito. Algunas de las funciones del corrector ortotipográfico son las siguientes:

- Limpiar las erratas relacionadas con los movimientos involuntarios del texto. Por ejemplo: la omisión, la trasposición y la repetición de caracteres, sílabas o palabras.

- Corregir los errores ortográficos de acentuación, uso de mayúsculas, expresión numérica, formación de abreviaturas y siglas, espaciado entre símbolos, puntuación, etc.

- Ajustar el texto a las normas y a los usos gramaticales vigentes (correlación de tiempos verbales, concordancia de género y número, régimen preposicional, pronombres, etc.).

- Eliminar los errores o las incoherencias en el uso de los recursos tipográficos (fuente, cuerpo, color, subrayado, negrita, cursiva, versalita, comillas, etc.).

- Supervisar la fidelidad de las referencias cruzadas, es decir, la concordancia de los índices, las bibliografías, las notas, etc., con el contenido y las referencias del texto.

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La corrección de pruebas se trata de una corrección ortotipográfica sobre un texto ya maquetado, tal como se espera ver publicado. Consiste en corregir los errores ortotipográficos y gramaticales que se hayan mantenido tras las revisiones anteriores y comprobar que la introducción de correcciones no haya generado nuevas erratas o movimientos involuntarios del texto. Por otra parte, se encarga de procurar la unidad y la cohesión de los elementos de la maqueta. Respecto a la maquetación, algunas de las funciones del corrector de pruebas son las siguientes:

- Darle fluidez y equilibrio al texto mediante la unificación de los espacios (disposición de márgenes, justificaciones, sangrías, alineaciones, interlineado, interletraje, etc.).

- Revisar la distribución y la forma de los elementos gráficos (líneas de separación, ilustraciones, tablas, etc.), así como cerciorarse de que estos son legibles y tienen la calidad suficiente.

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En definitiva, los correctores ofrecen una visión objetiva que difícilmente puede tener el autor y dominan las tareas fundamentales para sacarle brillo a su texto. A efectos de cumplir con esta labor, deben ampliar sus recursos y renovar sus conocimientos continuamente, ya que la lengua es un sistema lingüístico inmenso y cambiante.

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